jueves, 29 de noviembre de 2012

Philip Roth, Elegía


  • «La religión era una mentira que él había reconocido como tal en su adolescencia, y todas las religiones se le parecían ofensivas, y consideraba sinsentido e infantiles sus disparates supersticiosos; no soportaba su falta absoluta de madure
    z: el lenguaje pueril, la rectitud, el rebaño, los ávidos creyentes. No aceptaba las mistificaciones acerca de la muerte y de Dios ni las obsoletas fantasías del paraíso. Sólo existían nuestros cuerpos, hechos para vivir y morir de acuerdo con unas condiciones decididas por los cuerpos que habían vivido y muerto antes de nosotros».

ELEGÍA, PHILIP ROTH





martes, 20 de noviembre de 2012

Las agencias de calificación: ese gran desconocido.


¿Quién se esconde tras las agencias de calificación? ¿Cómo funciona una agencia de rating? ¿Qué es la triple-A? ¿Por qué estas entidades privadas tienen tanto poder en los asuntos públicos? ¿Qué determina realmente que su calificación sea positiva o no? Si quieres responder todas estas preguntas, échale un vistazo al informe que he realizado sobre el tema. Pretende ser riguroso y bien documentado, espero que os sirva para adentraros un poco más en el mundo de la Santísima Trinidad: Standard & Poor's, Moody's y Fitch:


agencias

jueves, 15 de noviembre de 2012

Esto no funciona así

Este post comienza con abucheos, insultos, gritos, pitidos, burlas, agravios. Eso es lo que tristemente presencié ayer en la manifestación del #14N.  Yo fui, para que Rajoy no me felicitara, y para no hacer gala del pasotismo labriego made in Spain. Allí estaba, contagiada por el optimista fervor de miles y miles de jóvenes (y no tan jóvenes), que están tristes y frustrados, pero ayer estaban felices porque, bueno, mal de muchos consuelo de tontos. Y a veces uno se harta de pensar si habrá trabajo en 2013 y sentir arcadas.

Pero lo que hoy nos compete son los abucheos y demás sinónimos. Allí estaba yo, sonriendo, cuando de repente, algo me consternó. Había un cámara y una periodista joven, que trataba de hacer un stand up (eso es cuando el periodista informa desde el lugar de los hechos, para los no parlantes de la jerga). Trataba, pero no lo conseguía, porque alrededor de ella se formó un círculo enorme de gente rabiosa, que odiaba a aquel cámara y a aquella periodista con todas sus ansias, que casi les gritaban al oído (y no eran Intereconomía, ni nada similar). Pero esto no funciona así.

Lo peor del asunto es que no sólo entiendo, sino que comparto el odio vengativo de todas aquellas personas. Pero, vayamos al núcleo del problema. ¿Quiénes eran aquel cámara y aquella periodista que sujetaba el micrófono? Pues no tengo ni idea, eso es lo que más me abrumó. Ver su cara de angustia y desconcierto. Porque conozco a muchos periodistas, con grandísimos valores morales y políticos (valga la redundancia, pues, de lo contrario, la política no habría de ser tal), que trabajan para medios que abucheamos, que ni pinchan ni cortan. O sí, pinchan, cortan, pegan y editan lo que les mandan desde la bola blanca de la estratosfera. Unos cuantos Felix Baumgartner, que ocultan la corbata bajo la indumentaria de astronauta, pero el dedo ordenancista  queda bien visible.



'¡Pues que se rebelen!', '¡Pues que no accedan!'. Sí, sería lo mejor, sin duda. Pero, ¿qué harías tú si después de terminar la carrera, nadie te quiere? Los periodistas graduados, los que hemos aprobado todas las asignaturas y hemos puesto el título en la estantería a echar polvo, tenemos los mails abarrotados de mensajes de webs de empleo. Abres uno: '¡Mira este! ¡Tiene buena pinta!'. Entras: 'Imprescindible convenio entre empresa y Universidad'. Llamas a la Universidad: 'Lo siento, alumno/a, ya no tienes nada que ver con nosotros, no podemos ayudarte'. Llamas a la empresa en cuestión: 'Lo siento, becario/a, si no hacemos un convenio con tu Universidad, no podemos hacer que trabajes para nosotros gratis, así que no nos interesas, porque no concebimos otro contrato distinto al basura para ti'. La empresa no te dice eso, no, pero lo piensa. Y no te lo dice, de momento, ¡de momento!, porque las evidencias lo son cada vez más, y la sutileza se encuentra en paradero desconocido. Incluso conozco varios casos de profesores que les han dicho a los alumnos que dejen alguna asignatura pendiente, para poder, así, trabajar.

Pues eso, los más avispados os habréis dado cuenta, de que en realidad no vengo aquí a denunciar los agravios, vengo a denunciar al periodismo. Esa profesión que empecé hace cinco años, en la Universidad, visualizándome cada día con una gabardina, pipa en mano, y contándole a la gente cosas importantísimas, que, sin mi aportación, jamás verían la luz. La cosa ya empezó a descuadrarse en el primer año de carrera, donde empecé a ver que en vez de asignaturas relacionadas con valores políticos, humanos, morales, sociales (y dale con los sinónimos), nos enseñaban a escribir con 'b' y con 'v'. En periodismo. Muy bien. Ahora, sales de la Universidad y, como ya presuponen que sabes distinguir entre 'b' y 'v', te enseñan a escribir en neolengua: un idioma muy útil. Tanto, que si Orwell levantara la cabeza, vería su '1984' extremadamente desfasado.

¿Qué? ¿qué no tengo nada que decir sobre las carreras que nos pegamos ayer de la policía? ¿Que no tengo nada que decir de la represión dictatorial? Creo que aún estoy hiperventilando, y tengo que reflexionar. Lo vivido ayer es impensable, cada día se superan más las cosas, cuando creías que lo habías visto todo. Muchos siempre decimos que 'con violencia no se consigue nada', pero estamos viendo que sin ella tampoco, y me pregunto de qué hablamos cuando hablamos de progreso. Y me pregunto en qué piensan los que llaman 'demagogia' a una comparación entre lo que está ocurriendo ahora y lo que ocurrió en cualquiera de los episodios dictatoriales que Europa ha vivido en el siglo anterior. Me pregunto muchas cosas, y me frustro porque no obtengo respuestas. ¿Tú las tienes? Esto no funciona así, ¿verdad?

"El momento decisivo del desarrollo humano es perpetuo. Por ello llevan razón los movimientos revolucionarios intelectuales al explicar todo lo anterior como nulo, pues aún no ha ocurrido nada". Meditaciones, Kafka.

miércoles, 25 de abril de 2012

15M, Un aniversario, un disgusto.


12 de mayo de 2012. Un año después. Un aniversario que para todos es disgusto: para los de arriba, porque se repite; para los de abajo, porque se tiene que repetir. Muchos de los que estuvieron allí aquel 15M, ofreciendo su tiempo y su vida; muchos de los que experimentaron aquel nerviosismo colectivo, transformado en entusiasmo o en impotencia, volverán.


La sensación de que algún día pertenecimos a la fotografía de un terrible diagnóstico social nos empujará allí de nuevo. La situación se ha torcido aún más de lo esperado, pero el convencimiento de poseer la razón es demasiado fuerte. Mostramos que otro mundo era posible, que la realidad, antes tan firme, era de repente susceptible de ser modificada. Nadie esperaba ese despertar tan contundente, nadie esperaba la #Spanishrevolution cuando sólo eran unas cuantas letras propagándose por las redes sociales. Pero sucedió.

Salimos a las calles, con ideas claras pero pasos temblorosos. Sin ser conscientes de que la unión de todos aquellos pasos, atravesando una España árida y nada esponjosa, formaría un importante capítulo de la historia. Sin pensar que algún día, entre canas y acopios de recuerdos, miraremos hacia atrás, quizá con amargura pero jamás con remordimiento.



El próximo mes las rosas volverán a contemplar al sol con nuevos anhelos: más tristes, más indignados y, paradójicamente, un punto más próximos a la resignación. Y no porque creamos que nuestras acciones sean erróneas, o no posean unos fuertes cimientos intelectuales que las colmen de motivos, sino porque hemos sido insultados, humillados y difamados hasta la saciedad. Políticos, pudientes y medios de comunicación continúan poniendo diques con espinas, en pos de intereses propios y ambiciosos.

Quizá muchos de nosotros podamos disfrutar de una casa, de muchas garantías, de una lógica calidad de vida. Pero cuando hablamos de crisis, no es tal, sino estafa. Fraude, engaño, timo, robo. ¿Qué ocurriría si vuelves del supermercado con dos barras de pan y un extraño con traje y corbata arranca la mitad de una y se la come? Pues imagínate si, con complejas triquiñuelas, se hubiera llevado directamente la bolsa, tu cartera, tus ahorros, tu trabajo, tu casa....Y tu vida.



Puede que el trasfondo humano sea tan triste que sólo podamos llegar a la empatía a través de la imaginación. Si es así, empleémosla. Imaginemos lo que no vemos, materializemos lo latente: fajos de billetes, ojos llorosos; puestos de trabajo comprados con susurros, maletas en la puerta del que era tu vecino; compra de armamento militar, civiles acribillados en una masa homogénea de anónimos; rostros suplicantes, sangre y gases lacrimógenos; bocas hilvanadas, títeres de los que cuelgan las palabras, formando frases tan bellas como jeroglíficas. Formando pura neolengua. 

domingo, 22 de abril de 2012

¿Qué es violencia? ¿Y tú me lo preguntas? Violencia eres tú


Violencia es trabajar 40 años por una miseria y no saber si algún día llegarás a jubilarte.

Violencia son los bonos del estado, las pensiones robadas, el fraude de la bolsa.

Violencia es estar obligado a obtener un préstamo hipotecario que finalmente pagas a precio de oro.


Violencia es el derecho del director de despedirte en cualquier momento.

Violencia es el desempleo, la precariedad, los 700 euros con o sin seguridad social.

Violencia son los "accidentes" laborales, porque los jefes limitan sus gastos a costra de la seguridad de los trabajadores.

Violencia es tomar psicofármacos y vitaminas para hacer frente los horarios extenuantes.

Violencia es ser una inmigrante, vivir con el miedo que en cualquier momento te van a echar fuera del país y experimentar constantemente inseguridad.

Violencia es ser al mismo tiempo asalariada, ama, de casa y madre.

Violencia es cuanto te cogen el culo en el trabajo y te dicen: " Sonría, tampoco es para tanto"

Lo que hemos vivido yo lo llamo rebelión. Y al igual que cualquier rebelión es similar a ensayo de guerra civil,  huele a hollín, gases lacrimógenos y sangre. No se contiene fácilmente y no se explota. Enciente conciencias, acentúa y polariza contradicciones, asegura momentos de compañerismo y solidaridad. Traza sendas por la liberación social.

Señoras y señores, ¡bienvenidos a las metrópolis del caos! Coloquen en sus casas puertas de seguridad y sistemas de alarma, abren la televisión y disfruten el espectáculo. La próxima rebelión será definitivamente más ardiente, a medida que progresa la podredumbre de esta sociedad... O salgan a las calles junto a sus hijos, decláranse en huelga, atrevedse a reclamar la vida que les roban, recuérdense que una vez fueron jóvenes que quisieron cambiar el mundo.

Savvas Metoikidis

viernes, 17 de febrero de 2012

Greece: chronicle of a nation in flames








  • George Tsoupeis, a committed protester in the streets of Thessaloniki
  • Lena Kouroupi, perceptions from a Greek student abroad (in Holland)


While the Greek Parliament was approving the bitter medicine of the coalition government of technocrat Lukas Papademos, the streets caught fire. George Tsoupeis, age 21, was there. In his city, Thessaloniki, this accounting and finance student was shouting in the street once more time. He has already been in many marches and demonstrations, but this anticipated something different. One more step. A new sacrifice will not be enough for the IMF and EU to give green light tomorrow to 130,000 million euros so that Greece can meet its debts. “The majority of employees have their work in danger, like my father, who is working in a factory. My mother has already lost her job as the business she worked in is closed”, he says.


Violent demonstrations, triggered while politicians debated in Parliament, reflect that the ability of Greeks to take sacrifices is reaching its limit. Riot police pushed back protesters, who were trying to avoid the stun grenades thrown by policemen on motorcycles. At least 10 buildings went up in flames in mass protests late Sunday. Meanwhile, lawmakers prepared for a historic parliamentary vote on harsh austerity measures demanded to keep the country solvent and within the eurozone. George, a committed young person, surprisingly positive and eager to change the world, unleashes his emotion when he speaks about his country. He is aware of his people exhausted, but he still has enough energy to fight for his rights.


There are ways to make your voice heard by protesting in the streets. Demonstrations have always been a key way for people who want to protest for anything that’s against their beliefs , their ethics, their rights or against themselves and threaten their jobs, their lives , their freedom at all. I’ve participated in many demonstrations and marches last years, and I’ve felt that they help people overcome their fears, he says.


The protester believes strongly that the fault doesn’t come only from one side: First, the European politicians, who although they knew about the situation in Greece, they continued to lend big amounts of money without test the use of them. The other side, Greece, has a big share of responsibility due to its corrupted political system”. He considers seriously “unfair, repugnant and wrong” to blame people, “who don't even know about the games their politicians have been played under the table”.

The way of leaving the euro, which these days has indicated German Finance minister, Wolfgang Schäuble, doesn’t seem to be an option for Greece, if it was legally possible. As noted by some studies, this drastic step could mean losing up to 50% of its GDP, without benefit to compensate for the brutal cost. In addition, it would break a taboo and it would set a precedent that would destabilize the whole of Eurozone, because it would open the speculative run for an exit of Portugal, Ireland and, maybe, Spain and Italy.


However, departure of Eurozone is the only viable option for George Tsoupeis: “We have to refuse paying our debt, which is a result of accumulated loans and mainly interests of these loans. It is high time Greece become really independent in all sectors and it redifine its position in the modern global system”.


From another angle, Lena Kouroupi, age 19, is seeing the demonstrations in her country from Holland, where she’s studying speechtherapie. She claims not to be agree with violent protests, but she supports their people. Like most of them, she feels fooled: “When rumors for an upcoming economic crisis in Greece started, politicians told us: ‘Don’t worry ,there is money!’ After some months, they started to decrease salaries and pensions. The situation right now is tragic and the only culprits are the politicians, who rob the funds of the country . There is no expectations to Greek people. This is the end!


She hasn’t so clear what’s the best solution but, of course, she is also afraid of her future and she is worried about her generation: “I really want to be positive but I can’t, as the majority of young people, because I don’t know if I will graduate, if I will find a job, if I will ever dream of my future”.


The cradle of democracy has become the cradle of the lost generation. A flood of young people that see their dreams broken and that they must emigrate in search of better horizons. It is the chronicle of a nation in flames.



sábado, 14 de enero de 2012

Terrorismo y periodismo: extraña simbiosis




Cruel atentado: Sólo el hombre puede desempeñar la crueldad. Sin embargo, el acto terrorista jamás puede ser cruel, pues, si es algo sólo propio del ser humano, “el hombre no puede ser hombre cuando dispara contra una nuca”. En toda formación terrorista, se enseña al ejecutor a no mirar jamás a los ojos de una víctima, a asimilar la idea de que ambos (verdugo y víctima) son objetos inanimados, cuya existencia no importa, en aras del trascendental objetivo que hay entre manos. Adjetivando los hechos protagonizados por grupos terroristas (algo natural, por otra parte, dada la sensibilidad que producen en el periodista como empático ser humano) sólo se consigue humanizar el terror. Así, Arcadi Espada critica en su libro, Diarios, el excesivo tiempo que se le cede a los terroristas en los medios, en detrimento de sus víctimas.


El eufemismo y la atenuación de la realidad (dura, pero realidad al fin y al cabo) son los protagonistas del ejercicio periodístico. Cuando, por ejemplo, se utiliza una frase tan común como “El nombre del autor no ha trascendido”, da la sensación de que una fuerza metafísica e irracional no ha permitido conocer al autor, es decir, el medio en cuestión no habla claro, maquilla su labor y, con ella, los hechos. Más ejemplos encontramos en el uso del eufemismo “daños colaterales”, en lugar de “matanza de civiles”. El problema en muchos de ellos, es que producen justo el efecto contrario al deseado: en vez de camuflar el hecho atroz, hacen que los receptores no entiendan tanta palabreja, y se decidan a investigar a qué se refiere exactamente. Espada también utiliza el ejemplo de dos expresiones que, a primera vista, parecen idénticas: Inocentes víctimas del terrorismo y víctimas inocentes del terrorismo. Sin embargo, mientras que la primera sólo constituye una redundancia, la segunda es la verdadera información.


Cuando un grupo terrorista asesina a una persona de proyección pública, aunque sea un político con poca relevancia, la prensa, en un esfuerzo bondadoso pero errado, suele agrandar esa importancia política de la víctima. Así, mitificada la víctima, mitificados los asesinos. En los receptores se instaura la idea de que ese grupo es poderoso, sabía a quién atacar. El siniestro objetivo ya se ha conseguido: un miedo irracional hacia alguien que sabe lo que hace y tiene mucho poder. Y si los periodistas deciden apelar al diálogo (con un grupo que ya ha tomado la decisión de utilizar otro tipo de vía) ante una opinión pública temerosa, el favor hacia los terroristas es inmenso. “Sólo tenían miedo, pero lo llamaban diálogo”, explica Espada, punzante, en relación a las manifestaciones en Cataluña tras el asesinato del socialista Ernest Lluch.


Cuando el dolor gana la partida a la inteligencia en los medios de comunicación, la táctica terrorista se ve favorecida, pues aboca al poder a tomar decisiones precipitadas e instantáneas. Espada no es partidario de la creencia de que enfocar al mal ayuda a su expansión, es decir, está a favor de la cobertura mediática del terrorismo. El terrorista, tratado como lo que es: un asesino, no ha de ocultarse en los medios pues, así, sólo se contribuiría a engendrar una bola de mitos, leyendas, rumores, que rueda y se va haciendo más consistente, ante una población harta y aterrada. Como ejemplo: la difusión directa del asesinato de Miguel Ángel Blanco gestó una gran aversión entre la sociedad española hacia ETA, algo que no hubiera ocurrido de forma tan exorbitante de haber ocultado las imágenes.


El objetivo de los terroristas es, precisamente, perpetrar atentados en los que no haya, informativamente, víctimas ni conmoción. Donde el color rojo de la sangre no tenga lugar. Lo peor es que muchos directores de periódicos poseen esta misma visión: lo relevante es la causa, no la víctima, no hurguemos más en la llaga, no seamos sensacionalistas. Pero un crimen, es un crimen, independientemente de su supuesta y cínica causa legitimadora. Un crimen es una vida, posiblemente cargada de futuros proyectos, drásticamente truncada. Tras la bala hay un hombre de carne y hueso, no un objetivo etéreo e impalpable.


Cualquier relación entre un grupo terrorista y el gobierno ha de ser proyectada por los medios. Cuando un periodista, para evitarlo, alude al insistente “interés público”, sólo está descargando su responsabilidad sobre la difusión de la información. Algo, por otra parte, común en el ejercicio periodístico, la falsa modestia, la postura de ausencia, de meros taquígrafos anónimos.



En el titular “ETA cierra la campaña vasca con la explosión de un coche bomba en Madrid”, la legitimación se hace evidente: el atentado se constituye, implícitamente, como acto político, al vincularlo de forma directa con la campaña electoral. Claro que el acto terrorista ha de manifestarse en los medios, pero como lo que es: un asesinato, no un acto electoral.