- «La religión era una mentira que él había reconocido como tal en su adolescencia, y todas las religiones se le parecían ofensivas, y consideraba sinsentido e infantiles sus disparates supersticiosos; no soportaba su falta absoluta de madurez: el lenguaje pueril, la rectitud, el rebaño, los ávidos creyentes. No aceptaba las mistificaciones acerca de la muerte y de Dios ni las obsoletas fantasías del paraíso. Sólo existían nuestros cuerpos, hechos para vivir y morir de acuerdo con unas condiciones decididas por los cuerpos que habían vivido y muerto antes de nosotros».
ELEGÍA, PHILIP ROTH
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