Pero lo que hoy nos compete son los abucheos y demás sinónimos. Allí estaba yo, sonriendo, cuando de repente, algo me consternó. Había un cámara y una periodista joven, que trataba de hacer un stand up (eso es cuando el periodista informa desde el lugar de los hechos, para los no parlantes de la jerga). Trataba, pero no lo conseguía, porque alrededor de ella se formó un círculo enorme de gente rabiosa, que odiaba a aquel cámara y a aquella periodista con todas sus ansias, que casi les gritaban al oído (y no eran Intereconomía, ni nada similar). Pero esto no funciona así.
Lo peor del asunto es que no sólo entiendo, sino que comparto el odio vengativo de todas aquellas personas. Pero, vayamos al núcleo del problema. ¿Quiénes eran aquel cámara y aquella periodista que sujetaba el micrófono? Pues no tengo ni idea, eso es lo que más me abrumó. Ver su cara de angustia y desconcierto. Porque conozco a muchos periodistas, con grandísimos valores morales y políticos (valga la redundancia, pues, de lo contrario, la política no habría de ser tal), que trabajan para medios que abucheamos, que ni pinchan ni cortan. O sí, pinchan, cortan, pegan y editan lo que les mandan desde la bola blanca de la estratosfera. Unos cuantos Felix Baumgartner, que ocultan la corbata bajo la indumentaria de astronauta, pero el dedo ordenancista queda bien visible.
Pues eso, los más avispados os habréis dado cuenta, de que en realidad no vengo aquí a denunciar los agravios, vengo a denunciar al periodismo. Esa profesión que empecé hace cinco años, en la Universidad, visualizándome cada día con una gabardina, pipa en mano, y contándole a la gente cosas importantísimas, que, sin mi aportación, jamás verían la luz. La cosa ya empezó a descuadrarse en el primer año de carrera, donde empecé a ver que en vez de asignaturas relacionadas con valores políticos, humanos, morales, sociales (y dale con los sinónimos), nos enseñaban a escribir con 'b' y con 'v'. En periodismo. Muy bien. Ahora, sales de la Universidad y, como ya presuponen que sabes distinguir entre 'b' y 'v', te enseñan a escribir en neolengua: un idioma muy útil. Tanto, que si Orwell levantara la cabeza, vería su '1984' extremadamente desfasado.
¿Qué? ¿qué no tengo nada que decir sobre las carreras que nos pegamos ayer de la policía? ¿Que no tengo nada que decir de la represión dictatorial? Creo que aún estoy hiperventilando, y tengo que reflexionar. Lo vivido ayer es impensable, cada día se superan más las cosas, cuando creías que lo habías visto todo. Muchos siempre decimos que 'con violencia no se consigue nada', pero estamos viendo que sin ella tampoco, y me pregunto de qué hablamos cuando hablamos de progreso. Y me pregunto en qué piensan los que llaman 'demagogia' a una comparación entre lo que está ocurriendo ahora y lo que ocurrió en cualquiera de los episodios dictatoriales que Europa ha vivido en el siglo anterior. Me pregunto muchas cosas, y me frustro porque no obtengo respuestas. ¿Tú las tienes? Esto no funciona así, ¿verdad?
"El momento decisivo del desarrollo humano es perpetuo. Por ello llevan razón los movimientos revolucionarios intelectuales al explicar todo lo anterior como nulo, pues aún no ha ocurrido nada". Meditaciones, Kafka.
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